PAULA MODERSOHN-BECKER

La artífice de uno de los primeros autorretratos desnudos realizados por una artista mujer en la Historia del Arte.

Autorretrato en el sexto aniversario de boda (1906). © Paula Modersohn-Becker-Stiftung. Paula Modersohn-Becker Museum, Bremen.

La primera vez que me topé con el nombre Paula Modersohn-Becker (1876 - 1907) fue, curiosamente, en internet. 

Recuerdo parar abruptamente cuando leí su nombre porque compartimos el mismo. Una vez empecé a revisar su trabajo, no pude quitar la mirada, convirtiéndose en una de mis artistas favoritas. Años después, tuve la suerte de ver algunas de sus obras en una exposición en el Museo Guggenheim de Bilbao. Me entristece decir que Paula Modersohn-Becker nunca fue ni siquiera mencionada en ninguna de mis clases de la universidad (he estudiado Historia del Arte). Pero esa es una historia para otro día. 

La artista, nacida en Dresde (Alemania) en 1876, formaba parte de una familia culta y adinerada, razón por la que pudo estudiar arte desde joven y, por consiguiente, desarrollar sus habilidades artísticas. Debemos saber, de todas formas, que las instituciones que le dieron la bienvenida fueron aquellas "apropiadas" para mujeres (como ya sabemos, no se les permitía seguir sus vocaciones de la manera en la que sí podían los hombres). Viajando a Inglaterra cuando tenía dieciséis para mejorar su inglés, más tarde seguiría sus estudios en Bremen, Berlín y París. 

Ahora considerada pionera del modernismo, fue una de las pintoras más importantes del primer expresionismo alemán. Sus obras están repletas de presencia femenina, paisajes y naturalezas muertas. En los breves catorce años de su carrera, realizó unas 750 pinturas y más de mil dibujos. Cuando se trata de su estilo, Modersohn-Becker estuvo influenciada por artistas como Picasso, Cézanne, Van Gogh o Gauguin, entre otros. Otra influencia, la cual puede verse claramente en su trabajo, son los conocidos como Retratos del Fayum

Autorretrato con un Collar Ámbar (1906). © Paula Modersohn-Becker.

Tristemente, a Modersohn-Becker no se le concedió suficiente tiempo para poder tener una carrera completa. Falleció con 31 años debido a complicaciones después de dar a luz a su hija Matilda. Ella es un ejemplo de la manera en la que las mujeres han sido percibidas y tratadas a lo largo de la historia: con el peso sobre sus hombros de saber que se espera de ellas que sean esposas devotas y madres amorosas, tanto si quieren como si no, debiendo hacer lo que se les dice y comportarse como se supone que tienen que hacerlo. 

En su obra Autorretrato en el sexto aniversario de boda (1906) la artista nos observa directamente, su mirada es firme pero amable. El fondo está decorado con tonos pastel y la figura femenina se convierte casi en parte de él. Su cintura está cubierta por una sábana blanca y la parte superior de su cuerpo está desnuda, excepto por un largo collar. Abraza su vientre con las manos en un gesto protector, dando la impresión de poder estar embarazada (aunque sabemos que no lo estaba en el momento de realizar la obra). Este es uno de los primeros autorretratos desnudos conocidos realizados por una mujer artista en la Historia del Arte.

En 1897, ella y su familia visitaron el pueblo de Worpswede por primera vez, el cual era hogar de un grupo de artistas que se reunía para pintar paisajes. Más tarde se adhiere al grupo, donde conoce a su futuro marido, Otto Modersohn, quién también es artista. Lo cierto es que su mente creativa no podía parar de funcionar y, después de unos años, se cansó de los prados, del movimiento de las ramas y de los riachuelos y decidió que eran los cuerpos y las almas lo que le interesaba. La complejidad de las formas que había visto gobernar el criterio académico no era lo que más le llamaba, por eso las convirtió en algo más simple, pero encontrando una nueva manera de comunicar su percepción de la esencia humana. Demasiado vanguardista para el grupo, se marchó de Worpswede en 1906 con la esperanza de tener una larga carrera por delante. 

Tenía una forma única de pintar ojos. Son estos ojos de forma almendrada, de cierta manera tiernos, muy profundos y que expresan mucho pero que, al mismo tiempo, parecen esconder cosas. Como si estuviera retándonos a mirar un poco más atentamente, por un poco más de tiempo. 

Autorretrato ante un fondo verde con lirios azules (1900-1907). © Paula-Modersohn-Becker-Stiftung. Kunsthalle Bremen - Der Kunstverein in Bremen.

Teniendo su propio acercamiento femenino al expresionismo alemán, sus figuras son poderosas pero delicadas, usando colores primarios pero violentos, como vemos en Autorretrato con un collar ámbar (1906). Fuertes verdes y azules, profundos rojos y naranjas, pero también amarillos y rosas pastel, marrones oscuro y negros azabache que otorgan a algunas obras una apariencia casi fantasmal. 

En su vida personal, intentó escapar de las ataduras que venían con el matrimonio. Se sentía atascada, incapaz de experimentar la vida y desarrollar su carrera de la manera que quería. Atrapada en una jaula, soñaba con liberarse. 

Paula Modersohn-Becker nos mostró un destello dentro de su universo privado: cómo veía el mundo y, más importante, cómo se veía a sí misma. Con una nueva, excepcional y simplificada manera de representar la forma humana, no estaba tan interesada en el concepto de belleza que todo el mundo conocía, era otro tipo el que eligió: uno que se enfocaba en la expresión dentro del artista y cómo el artista es capaz de transferirla al lienzo.

Lo que pasó con ella fue lo que le ha ocurrido a muchos artistas: la gente valoró su obra una vez ya no estaba ahí para presenciarlo. Cuán devastador debe ser para un artista sentirse olvidado o peor, nunca visto. 

Paula Becker fue forzada a marcharse inesperadamente y nosotros nos quedamos con todos esos "qué hubiera pasado si". Lo que sí sabemos es que sin reconocer la existencia de estos artistas borrados sólo conocemos la mitad de la historia.

Detalle de la obra Autorretrato ante un fondo verde con lirios azules (1900-1907). © Paula-Modersohn-Becker-Stiftung. Kunsthalle Bremen - Der Kunstverein in Bremen.

“Qué feliz sería si pudiera darle expresión figurativa al sentimiento inconsciente que usualmente murmura tan suave y dulcemente dentro de mí.”

- Paula Modersohn-Becker

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