ARTEMISIA GENTILESCHI

Una de las pintoras más talentosas de la Historia del Arte y una víctima del patriarcado de la peor forma posible. Artemisia Gentileschi entendió su arte como una manera de decapitar -metafóricamente- a sus abusadores.


Judith Decapitando a Holofernes (c.1613)

Artemisia Gentileschi (Italia, 1593-c.1656) es, lamentablemente, una de esas mujeres artistas casi borradas de la Historia del Arte. En su época, le sucedieron cosas que desviaron la atención de su arte. Cuando tenía alrededor de 20 años, fue violada por un artista, Agostino Tassi, que, se suponía, iba a enseñarle sobre diferentes técnicas pictóricas. Como les ha pasado a muchos, el abusador era alguien cercano a la familia de alguna manera -fue el padre de Artemisia, Orazio Gentileschi, quien los presentó- y que pensó que tenía el derecho, la autoridad, para hacer con ella lo que quisiera. Porque para él, ella era un mero objeto, al igual que las mujeres en general tenían pocos o ningún derecho. Además, no olvidemos que en esa época el abuso sexual hacia la mujer no era un delito grave, era más un ataque a la reputación de la familia -eso se tomaba más en serio-. Orazio Gentileschi denunció a Tassi y fue condenado a cinco años de prisión o al exilio -podía elegir entre uno de ellos-. Finalmente optó por el exilio, pero volvió a Roma tiempo después, pudiendo convivir en la misma ciudad que Artemisia, lo que imaginábamos tuvo que ser aterrador. 

El caso es que Gentileschi no solo fue abusada por Tassi, también fue maltratada durante el juicio, donde fue torturada para descubrir si decía la verdad. Básicamente, la violaron de nuevo. Y no solo eso, sino que el trauma con el que debió lidiar tuvo que ser tremendo. El desprecio público, cómo fue acusada de ser “demasiado libre”, “demasiado independiente”, así, abusada de nuevo por la gente en la calle. Después de pasar por todo eso, usó el arte como una forma de expresar ira y furia hacia sus abusadores, representando a mujeres que de una forma u otra fueron usadas, agredidas y traicionadas. Ella fue el ejemplo perfecto de lo que la revictimización puede hacerle a una persona. 

En su obra Judith Decapitando Holofernes (c.1613), Gentileschi representa la historia bíblica de Judith que, defendiendo a su pueblo y a su ciudad de manos de Holofernes -un general asirio- le decapita con la ayuda de su doncella. La escena destila dramatismo y oscuridad, representada de forma casi macabra.

El uso del claroscuro, la calidad en las texturas, la técnica sobresaliente en las telas -el rojo aterciopelado, el amarillo dorado-, la forma en que las salpicaduras de sangre tiñen las sábanas blancas y como casi tocan a Judith, dejando en su cuerpo el recuerdo que la venganza que anhelaba finalmente se había servido.

Esta escena nos recuerda a la misma obra de Caravaggio, Judith Decapitando a Holofernes (c.1599), solo que la pintura de Gentileschi es más contundente y agresiva, por ejemplo, en el lenguaje corporal, en la expresión de sus rostros, especialmente en el rostro de Judith, que parece casi aliviada. Similares a la obra de Caravaggio son también la expresión en el rostro de Holofernes, el uso de la tela de un rojo brillante -que se asemeja al color de la sangre-.

La verdad es que Gentileschi no tenía nada que envidiar a Caravaggio. Fue una de las pintoras más talentosas, no solo del Barroco, sino de la Historia del Arte. El único problema es que era mujer.

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SOFONISBA ANGUISSOLA